Debido a la facilidad con que la información se difunde en nuestros días, no resulta tan complicado evocar algunos de los escándalos mediáticos -basados en apreciaciones o en descaros absolutos- relacionados con el plagio dentro de la industria musical que han salido a la luz pública en fechas recientes; de hecho, la relevancia que determinados actos han tenido pudieron hacer pensar que se trataba de acontecimientos aislados, mismos que se podrían erradicar o resolver a través de demandas o actos en los que se “desnudaba” a aquellos que habían incurrido en una falla. No obstante, dicho “problema” es tan antiguo como la música en sí. Y desde nuestra perspectiva, su solución es tan sencilla como agradecer o dar crédito a quien realizó la obra en primer lugar. Es un tanto complicado utilizar el término `plagio´ dentro de un contexto tan amplio y complejo a la vez.
Por definición, la acción de plagiar consiste en realizar una copia arbitrariamente de obras ajenas para terminar adjudicándose el crédito por su realización. Visto desde esta perspectiva, si se decidiera tomar acciones legales contra cada melodía que posee similitudes con las que se editaron en el pasado, entraríamos a una dinámica en la que componer y editar música sería privilegio de unos pocos, y en tener que realizar un estudio exhaustivo de las obras previas para no incurrir en una falla que represente problemas con la justicia y con un autor al que probablemente se admire.
Lo que en efecto no está nada bien es basar una obra propia en los logros de alguien más, y ni siquiera otorgarle el crédito que se merece o haber pedido su consentimiento para aparecer en una nueva versión o en una pieza similar. Hacer caso omiso a los derechos de autor es lo que lleva a un artista a entablar una demanda y exigir la retribución de las ganancias generadas por algo extraído de su mente y creatividad. Debido a lo anterior, y a lo complicado que el tema se podría tornar, han sido pocas las demandas que han procedido y que han hecho que los culpables paguen la sentencia que les corresponde; de hecho, hay algunos litigios que aún no se resuelven y que al parecer nunca se resolverán, dejándonos como herencia una gran duda: ¿Demandar por plagio es una necesidad para defender la autoría, o una necedad para reaparecer en el firmamento musical?
A continuación te presentamos algunos ejemplos de obras que derivaron en procesos legales por supuesto plagio, así como varias melodías que si bien no han sido demandadas, sí comparten elementos que claramente denotan la influencia de una en la otra.
Madonna
Nirvana
The Verve
George Harrison
Muse
Red Hot Chili Peppers
Panda
Rihanna y Jackson
Coldplay
Hombres G
The Offspring
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